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¿Fraude por sorpresa?

Algunas agencias han popularizado una controvertida modalidad que hace que hasta 48 horas antes nadie sepa el destino

Ventana de un avión sobrevolando los cielos.
Vistas desde la venta de un avión. Fuente: Judit Guerrero
Bego Grau Puig Bego Grau Puig

La última moda para viajar ya ha llegado: influencers, tiktokers y curiosos ya han sucumbido al atractivo de los paquetes de viaje por sorpresa, una nueva dinámica en la que se revela el destino 48 horas antes de subir al avión. Las agencias de viajes Waynabox, Drumwit o Flappin ya se han consolidado entre las más populares de esta modalidad, pero es obligado preguntarse ¿qué se esconde tras esta idea de negocio?

Página de entrada web de viajes Drumwit.
Página de entrada de la web de viajes Drumwit. Fuente: Drumwit

Seamos sinceros, es un modelo que solo se sustenta por la propia procrastinación humana. ¿A cuántos de nosotros nos habrán regalado una caja sorpresa que se ha caducado antes de que la canjeáramos?. Allí está la clave del negocio, no en la última  hora ni en vuelos y hoteles baratos, todo se basa en aprovecharse del despiste de cada uno, de los días llenos de trabajo y de confiar en un fin de semana futuro en el que poder escaparse.

La realidad es que ese día no llega, el tiempo pasa y la mayoría de personas olvidan que en el armario, bajo una capa de polvo, tenían escondido un fin de semana perdidos por Europa. Esa es la verdadera sorpresa: cuando te das cuenta ya es demasiado tarde.

¿Sorpresa o pesadilla? 

En teoría, la idea de embarcarse en un viaje sin conocer el destino suena estimulante. La emoción de la anticipación, la intriga de no saber qué te depara el destino y la oportunidad de explorar un lugar completamente nuevo son factores que pueden atraer a muchos viajeros.

¿Qué pasa con ese pequeño porcentaje que ya ha aprendido de sus errores y no pierde el tiempo en planes futuros? Allí empieza la aventura de los vuelos a primera hora, un hotel “céntrico” al que tardas mínimo 45 minutos en llegar y, ¡sorpresa!, vuelos de vuelta a las 12 de la mañana que hacen del fin de semana de ensueño unas 36 horas escasas.

Si tienes suerte te toca una ciudad pequeña que tienes vista en un día; si no, es un caramelo envenenado que te deja con las ganas de perder el avión y quedarte tres días más recorriendo callejuelas y museos.

La gracia del destino sorpresa realmente se reduce a tener 48 horas de buscar webs de climatología solo para descubrir que llueve, mentalizarse uno mismo del madrugón que te espera y tener una esperanza desalentadora de que el hotel no sea como en las fotos.

Decide tus sorpresas

¿Quieres sentir la emoción de la anticipación? ¿La intriga de no saber qué te depara el destino? ¿La oportunidad de explorar un lugar completamente nuevo? Marca una fecha en el calendario, espérate al último momento y compra tú mismo un paquete de viaje. No sólo tendrás más garantías, sino que te saldrá mucho más barato y gozarás de mejores condiciones.

Viajar es una oportunidad única para conocerte a ti mismo, para explorar y dejarte sorprender. No dejes estas sorpresas en manos del azar y de empresas que se aprovechan de la ilusión de los viajeros para sacar dinero. Haz tuya la escapada, confecciónala a medida y toma la iniciativa.

¿Buscas algo sorprendente? Ve a aquel destino al que jamás imaginaste que irías, enfréntate a tus miedos, prueba cosas nuevas. Las sorpresas vienen de muchas formas, no necesariamente en una caja diseñada para olvidarte de que existe. Y si algún día alguien te regala una Waynabox recuerda: ¡no olvides reservar pronto!

Bego Grau Puig

Soy una diplomática en proceso, estudiante de Periodismo, Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Me encanta debatir y la geopolítica. Curiosa y ambiciosa, tengo ganas de seguir visitando los rincones más escondidos del mundo.